1. Convierte la visita al dentista en un hábito: si el niño conoce a los doctores de antemano asumirá más rápidamente que no va a ocurrir nada.
2. Los regalos e incentivos pequeños, como pegatinas, una chocolatina (lavándonos siempre los dientes) o juguetes de pequeño tamaño, pueden ser aconsejables en el caso de los tratamientos más largos o que más asustan (como ortodoncias y empastes). Recuerda felicitarles siempre por su valentía.
3. Es importante evitar expresiones en las que se induzcan sensaciones negativas, como por ejemplo ‘no te van a hacer daño’, ‘no te van a pinchar’, ‘no tengas miedo…’
4. Procura que tanto el espacio como el personal de la clínica estén especilizados en público infantil.
5. Incentívales a jugar a ‘ser dentistas’ en casa.
6. De igual modo, si asisten varios hermanos, haz que los más pequeños pasen cuando traten a los mayores. Si no, procura que compartan epacio con otros niños en la sala de espera.